No te ciegues...(y tendras vision)

domingo, 13 de mayo de 2007

Pensar con el cuerpo



COMO AMPLIAR NUESTRA PERCEPCION DE LA REALIDAD MAS ALLA DE LA MENTE

Nuestra percepción interna del cuerpo influye en nuestra relación con el trabajo, el espacio, el tiempo, las personas de nuestro entorno, la manera de vestir, el lenguaje, la alimentación o la sexualidad.

Mensajes del cuerpo

Con su forma, sus sensaciones y su modo de enfermar, el cuerpo cuenta muchas cosas. La obra «Pensar con el cuerpo», de la que procede este texto, nos acerca a ese mundo fascinante.

El cuerpo es un instrumento sumamente sofisticado. Funciona como un ecosistema con capacidad para autorregularse continuamente y tiende a mantener un equilibrio, denominado homeostasis, que corre el riesgo de verse alterado si se interviene desde fuera sin tener en cuenta el proceso psicofísico que está experimentando esa persona.
Empecemos entonces a considerar que en nuestro cuerpo existe una forma de gestión, que no está loca o alterada, sino oculta, del mismo modo que el sistema operativo de un ordenador administra mucha más información de la que vemos en la pantalla. Una gestión, por otra parte, inconsciente, a fin de lograr acceder y responder en el tiempo más breve posible a la información que surge de la experiencia, las sensaciones, las percepciones y probablemente también de una serie de dimensiones aún desconocidas para nosotros.

La nueva medicina experimental

Se basa en el estudio del cuerpo no a través de la mente, sino de la atención y percepción de la propia fisiología.

Aprender a reconocer los cambios físicos es una vía de autoconocimiento y una fuente de información inmensa.

No es posible que en el cuerpo una característica cambie de modo permanente sin que el resto también lo haga.

Cada problema de sa-lud es algo abierto y en evolución. Paciente y terapeuta deberían aunar sus conocimientos, experiencia y capacidad de observación en un espíritu de investigación común.

Ser responsables de la propia salud no significa considerarse culpables de la enfermedad, sino comprender que el síntoma tiene que ver con la persona y su forma de vida.

Nuestra auténtica casa
Cada enfermedad y cada síntoma dice alguna cosa de nosotros. Tenemos dos opciones: podemos eliminar la señal porque es molesta, dolorosa u obliga a modificar los propios planes, o podemos prestar atención, escuchar lo que dice de nosotros mismos y movernos en consecuencia. Ninguna de las dos elecciones es correcta o errónea en sí, pues las prioridades son distintas para cada individuo, e incluso para la misma persona según el momento. La diferencia es la actitud con que se mira lo que sucede. Es muy distinto ver el cuerpo como si fuese poco menos que el hermano tonto de la cabeza, que considerarlo como la raíz de lo divino sin la cual la cabeza perdería su razón de existir.
El cuerpo es una fuente preciosa de información a la que frecuentemente se renuncia para prestarle más atención a las normas o a las indicaciones externas. Al ignorar las respuestas físicas también renunciamos a la oportunidad de conocernos a través de una parte muy accesible. El cuerpo está aquí, se puede ver y tocar, se puede escuchar, se pueden percibir sus movimientos, sus cambios... Si prestamos atención, será nuestro organismo quién nos indicará las mejores respuestas.

Jader Tolja y Francesca Speciani

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